jueves, 17 de marzo de 2011

They own the night

A night full of stars.
Ella imaginaba un mundo con sólo una mirada suya. Le parecía estar en el cielo cuando él le dedicaba una sonrisa. Y la sonrisa de ella se iluminaba cuando le veía a lo lejos. Se plantaba delante de ella y le robaba un beso. Se le paraba el tiempo. El tema, dentro de su mente, era él durante el día, y durante la noche, él alcanzaba su clímax emocional dentro de sus sueños. Le hacía ver que todos los días brillaba un Sol espléndido. Que en los días de lluvia, se podía reír. Porque él cogía las nubes las apartaba y el Sol brillaba de nuevo, resplandeciente donde los haya. Él le había hecho creer en ese sentimiento al que la gente llama amor, pero para ella era todo eso y muchísimo más. Porque cuando anochecía y ya no brillaba el Sol, la noche en la que se fijaba en el cielo nocturno, sólo veía un dulce cielo enamorado repleto de estrellas. Él cogía una a una las estrellas, y las dejaba caer. Y ella disfrutaba como una niña pequeña. Él le decía que esas noches, contara las estrellas y que ése número lo elevara al infinito y el resultado sería sólo un poco de la idea que podía tener de cuánto la quería. Jóvenes ilusas palabras que el cielo, el Sol y las estrellas se llevaron.

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